CasaTuya creó la propuesta de sumar kilómetros, en diferentes competencias y corriendo junto a personas con discapacidad, ¡y es una idea maravillosa, porque une la solidaridad con el deporte, dos cosas que nos hacen muy bien! De allí que acepté ser madrina de Puentes de Luz, una ONG que apunta a que los jóvenes discapacitados tengan una vida mejor en su futuro”, explica Virginia Elizalde (64), tras culminar el flamante medio maratón de San Martín de los Andes junto al atleta paralímpico Pablo Robledo (43), embajador del desafío y con quien acaba de abrazarse.
No es para menos. Porque el proyecto CasaTuya (que forma parte justamente de las metas de Puentes de Luz, una asociación civil de padres de personas con discapacidad, fundada en octubre de 2006 y cuya dirección pertenece al licenciado Luis Rodríguez) camina -o trota- hacia un destino loable: construir la primera casa autónoma para personas con discapacidad. ¿Y cómo lo hace? Sin rendirse, en su búsqueda de conseguir los 200 mil dólares necesarios para adquirir el terreno y los materiales que permitirán consumar el sueño. Algo así como que cada kilómetros recorrido es un dólar más recaudado. Y el fin de semana se obtuvieron 1.518, que se suman a los 13.600 dólares que desde meses atrás se vienen recaudando.
El proyecto CasaTuya, que inició en marzo con el compromiso de la actriz Mery del Cerro en la competencia Mujeres corren y prosiguió durante abril con el protagonismo del atleta no vidente Miguel Ángel Manríquez en los 110 kilómetros de la Patagonia Run, cerró así su tercer capítulo de la mano de Virginia y Pablo, quienes más que buscar consumar un tiempo (como lo hicieron los restantes 800 corredores), en este caso, mientras corrían entre zanjas y piedras, por los senderos y cañadones, apuntaron “en especial a aportar nuestro granito de arena a esta hermosa causa”, definía Virginia, cediéndole el cierre a Pablo Robledo, que en la adolescencia perdió la pierna derecha en un accidente de moto y aquí corrió con una prótesis:
“Siempre es bueno hacer algo por alguien que necesita –apuntó–. Si bien nuestro país tiene de todo, lo que nunca falta es la solidaridad. Me gusta formar parte de algo más grande que nosotros mismos. Un proyecto así, aunque lleve mucho tiempo de concreción y no sea inmediato, merece todo trabajo duro que podamos brindarle”, cerró también emocionado.
Miguel Manríquez, atleta ciego de San Martín de los Andes, junto a su guía Cristian Barreiro, cumplieron su sueño de alcanzar la cima del Lanín, en un día. Y lo hicieron a beneficio de Puentes de Luz, en el evento de recaudación “Un volcán de Superación”.
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